La toma de decisiones de inversión debe fundamentarse en una base sólida de conocimientos financieros. Sin embargo, a veces damos de lado a la razón y nos dejamos llevar por impulsos y emociones, a veces, contradictorias, como la ansiedad y el miedo a las pérdidas o la ambición y la sobreexcitación. Los sesgos cognitivos en la inversión acarrean un gran peligro porque lo que está en juego es tu propio dinero.

La economía de la conducta, desarrollada por el Premio Nobel de Economía Richard H. Thaler y, anteriormente, por el también galardonado con el mismo reconocimiento, el psicólogo Daniel Kahneman, tiene en cuenta otros campos como la psicología, la neurociencia, la antropología o la sociología para demostrarnos que, en muchas ocasiones, nuestro comportamiento está fuertemente atado a determinados sesgos subjetivos. Muchos de ellos pueden ponernos en una situación difícil cuando operamos dentro del crowdfunding inmobiliario.

  1. Sesgo de autoridad

Es posible que hallamos oído hablar de las ventajas del crowdfunding a un amigo o a un familiar. A veces, lo descubrimos a través de un famoso o de un gurú. Aunque es bueno estar abierto a opiniones ajenas, es vital crearse un juicio propio sin sobreestimar las opiniones de determinadas personas, ya sean de nuestro círculo de confianza o estén bajo el foco mediático o de las redes sociales.

  1. Sesgo de confirmación

Puede llegar un momento en el que estés plenamente convencido de que crowdfunding es el tipo de inversión que siempre has estado buscando, pero quizá has llegado a esta conclusión porque solo has recabado datos de forma selectiva que secunden esta premisa. Lo ideal es que también te preocupes por seleccionar opiniones críticas con el fin de tener una opinión con fundamento.

  1. Prueba social

Cada vez más personas invierten en crowdlending inmobiliario. Es imposible que tanta gente esté equivoca, y en fondo, no lo están, pero puede que este producto no sea el más adecuado para ti en este momento, por ejemplo, por tu situación económica. Este efecto manada es capaz de arrastrarte y llevarte a invertir dinero que no tienes o que te hace falta para otras cosas más prioritarias.

  1. Efecto halo

Algunas plataformas de financiación participativa no han resultado ser todo lo transparentes y seguras que prometían. Este rasgo negativo podría llevarte a descartar por completo invertir en crowdequity o en crowdlending, pero hacer una valoración general basándote solo en experiencias negativas puntuales no es justo. Esto también se aplica al revés: una cualidad positiva no debe cegarte por completo.

  1. Sesgo de anclaje

Imagina que un préstamo colectivo ha sido pagado en tiempo y forma por el promotor, algo que suele ser normal. Te quedas anclado a ese éxito y lo asumes como regla, y cuando se presentan nuevas oportunidades no miras más allá de la rentabilidad, sin prestar atención a quién hay detrás. Debes valorar cada uno de los préstamos individualmente y ver qué puede ofrecerte cada plataforma. En CIVISLEND, las oportunidades de inversión las encontrarás en el marketplace.

  1. Descuento hiperbólico

No estamos acostumbrados a pensar a largo plazo. Tenemos tendencia a buscar satisfacción instantánea, lo que nos puede volver hiperactivos haciendo y deshaciendo posiciones de inversión. El crowdfunding inmobiliario es una carrera de fondo no un sprint. Exige plazos de inversión largos con los que se consigue más rentabilidad que sumando la que generan otros productos que son más rápidos.

  1. Efecto de miopía

Este sesgo se relaciona con el anterior en lo que respecta a no ser constante con nuestro horizonte temporal, obsesionándonos con la evolución de los préstamos, llegándonos a causar ansiedad el más mínimo retraso en el pago. Si se sobrevaloran noticias sobre, por ejemplo, el incremento del coste de las materias primas en el sector inmobiliario, quizá abandonemos la idea de invertir en préstamos a promotores por temor a que reevalúen sus planes de negocio.

  1. Exceso de confianza

Después de un tiempo operando dentro del crowdfunding inmobiliario es posible que llegue un momento en el que creas que este producto de renta fija no tiene secretos para ti. Actuando así se pierden de vista los riesgos. La experiencia es un grado, pero el aprendizaje debe ser continuo, adaptando nuestra estrategia de inversión según ascendamos en maestría y sepamos distinguir con seguridad qué nos conviene en cada etapa de nuestra vida.

  1. Predisposición al optimismo

Cuando se pasa de ahorrador a inversor es fundamental mantener los pies en la tierra, definiendo unos objetivos realistas y conservando una postura de defensa. El otro extremo tampoco es recomendable, puesto que la aversión a las pérdidas puede ser muy bloqueante. Al final, es una cuestión de equilibrio, en la que los pesos sean proporcionados.

  1. Ilusión de control

El análisis siempre es previo, ya que una vez que hemos invertido en algún proyecto de crowdfunding inmobiliario, será complicado echarse atrás. La capacidad que tenemos para influir en la solvencia del promotor es completamente nula, así que por mucho que deseemos haber acertado con la elección de un determinado préstamo, lo que de verdad importa es haber establecido su idoneidad antes de destinar fondos al mismo. Pensar que controlamos el terreno en el que invertimos podría llevarnos a asumir más riesgo del que somos capaces de asimilar. Hay factores que se nos escapan; el dominio total no existe.

¿Cómo mitigar los sesgos cognitivos dentro de la inversión?

Hay métodos para minimizar la influencia de estos sesgos. Para empezar, nada mejor que desarrollar una planificación financiera a nuestra medida. Asimismo, la información es poder. Una buena educación financiera, sustentada en datos objetivos, nos empujará a hacernos preguntas. Tras evaluarnos a fondo seremos conscientes de nuestro perfil de inversor, y por tanto, de los riesgos que seremos capaces de asumir, seleccionado los productos que más nos convienen hasta llegar a un punto en el que el proceso tenga lugar de un modo sistematizado.

Aunque todos estos sesgos están adaptados al crowdfunding inmobiliario, pueden aplicarse a cualquier ámbito de la inversión. De hecho, el catálogo de sesgos derivados de un pensamiento intuitivo y no analítico es mucho más extenso. Si quieres saber más acerca de cómo las emociones afectan a tus decisiones financieras, la guía Psicología económica para inversores, editada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) constituye un extraordinario manual de consulta.