En un entorno de incertidumbre marcado por una inflación que va reduciéndose a menor velocidad de la esperada, los inversores realizan cambios en sus carteras motivados por el delicado escenario económico que estamos viviendo. Cuando las condiciones del mercado no acompañan, la reacción más extendida es volver a lo seguro, refugiarse en activos poco volátiles y adoptar la prudencia como guía. Es por eso que el sector inmobiliario se ha convertido en un valor defensivo muy potente en los últimos dos años, atrayendo a aquellos que prefieren jugar en terreno conocido.

Esta vuelta al ladrillo ha sido confirmada por la Asociación Española de Asesores y Planificadores Financieros (EFPA España), que ha realizado una encuesta en la que han participado alrededor de 500 profesionales. En este sentido, más de la mitad de los asesores, concretamente el 51%, afirma que sus clientes han vuelto a mirar hacia la inversión inmobiliaria. Al tratarse de un destino de la inversión anticícilico, es perfecto para momentos en los que la tolerancia al riesgo es menor. Así, un 64% de los asesores financieros exponen que el perfil conservador ha ganado terreno en el último par de años.

Invertir en inmobiliario ya no se reduce únicamente a comprar una vivienda

Aunque existen muchos métodos para optimizar el ahorro a través del ladrillo, la compra de una vivienda para ponerla en alquiler es una de las favoritas de los españoles. Si atendemos al informe ‘El segmento inversor español en el mercado inmobiliario en 2022’, publicado por Fotocasa, veremos que este perfil de comprador se ha modificado ligeramente. El portal inmobiliario señala que la compra como inversión representó el 8% del total en 2020, el 9% en 2021 y el 7% en 2022. La segunda residencia ha sido la gran beneficiada, pues representaba el 9% en 2020, el 11% en 2021 y el 13% en 2022. No podemos olvidar que, aunque en principio este inmueble vacacional sea para uso propio, tiene un componente de inversión con vistas al alquiler turístico muy importante.

El problema de apostar por la inversión en vivienda como propietarios es la barrera de entrada que supone. El banco exigirá un ahorro previo importante para cubrir la parte que no va a financiar. Cuando se trata de primera vivienda, definida como habitual, el porcentaje que deberemos poner sobre la mesa rondará el 20%-30%, pero si es una vivienda de inversión pura y dura, la entidad probablemente no alcance más allá del 60% del precio de venta. El crowdlending inmobiliario que promueve CIVISLEND parte de aportaciones a partir de 250 euros, lo que democratiza la inversión en ladrillo y, además, la simplifica, dado que el proceso no tiene nada que ver con la lentitud y el papeleo que supone obtener una hipoteca.

La financiación alternativa no es un producto de ahorro, pero ofrece garantías

Otro de los aspectos que destaca la EFPA es que este retorno hacia la protección del capital ante situaciones de carácter adverso ha disparado la atención hacia productos de ahorro que parecían olvidados como los depósitos y las cuentas remuneradas. Hasta hace nada, estos métodos ofrecían retornos exiguos o prácticamente nulos. Sin embargo, con las sucesivas subidas de los tipos de interés operadas por el Banco Central Europeo, las entidades bancarias han vuelto a recompensar a los clientes que traen su capital a sus sucursales o que lo trasladan desde otra institución. Si bien la rentabilidad no va paralela a los tipos, el TAE ofertado a los clientes se mueve en estos momentos entre un 2% y un 3%, siendo más alto a medida que el plazo va siendo más largo.

Esta tendencia hacia los productos de ahorro revela el bloqueo autoimpuesto que existe hacia la inversión. Muchos ciudadanos todavía conciben este universo como algo ajeno y peligroso, pero ese miedo solo es fruto del desconocimiento. Desde EFPA España aseguran que el 84% de los profesionales del asesoramiento y la planificación en España cree que en los dos últimos años se ha producido una mejora en el nivel de educación financiera. Sin embargo, alternativas como el crowdlending, cuyo recorrido dentro de nuestras fronteras todavía es corto, son vistas por la mayoría como algo nada seguro, e incluso, poco serio. Una plataforma nunca va a poder asegurar el cobro del modo que lo hace el fondo de garantía de depósitos, pero lo cierto es que las due diligence que se ponen en marcha para comprobar la viabilidad de los proyectos son exhaustivas y permiten asociar un rating de riesgo que guía a los inversores.

El crowdlending inmobiliario genera una rentabilidad sostenida a largo plazo

La batalla entre la renta fija y la variable inclina la balanza hacia la primera cuando la situación económica no es muy boyante. De hecho, el 27% de los asesores consultados indica que la renta fija está ejerciendo de poderoso imán entre los inversores, mientras que solo el 13% otorga a la renta variable mayor peso en sus carteras. Aunque es perfectamente comprensible que en contextos como el actual se intente preservar capital por todos los medios, llama la atención que apenas un 15% de los inversores asuman un mayor riesgo con el fin de obtener una mayor rentabilidad y así compensar la pérdida de poder adquisitivo que está generado la escalada inflacionista. Igualmente, el 56% de los profesionales ha detectado un incremento en el interés por ahorrar para la jubilación, por parte de los clientes particulares, pero solo el 18% además piensa que, de forma generalizada, ese interés ya se traduce en toma de decisiones para complementar la pensión pública.

Nadie duda de que las correcciones en las carteras son necesarias, pero dar pasos hacia adelante y hacia atrás arrastrados por un impulso cortoplacista tampoco es lo más recomendable. Es por ello que el 29% de los asesores revela que los inversores están preocupados por lograr una rentabilidad sostenida en el largo plazo, lo cual es una buena noticia para el crowdlending, dado que es un elemento capaz de formar parte de una estrategia dilatada en el tiempo y convertirse en un excelente complemento de la pensión que obtendremos tras jubilarlos. Los proyectos inmobiliarios financiados a través de plataformas como CIVISLEND van a de los 12 a los 18 meses. Inversiones de un año o un año medio entrarían dentro del corto plazo, pero la idea es invertir en varios proyectos y plataformas, e ir solapando unos con otros, asumiendo el préstamo participativo como algo integral.