Los pequeños inversores buscan altas rentabilidades con la compra de viviendas con inquilino, los préstamos participativos o la inversión en socimis.

Tras una década de crisis, el ladrillo ha vuelto a ser una alternativa de inversión más que atractiva tanto para grandes como para pequeños inversores que buscan rentabilidades difíciles de encontrar en otras plazas. El pasado año el volumen de inversión en España batió un récord al cerrar en 13.989 millones de euros, un 45% más respecto al ejercicio anterior, según la consultora JLL.

Al margen de las grandes cifras y jugando en otra liga están los pequeños ahorradores, para los que también se han multiplicado las oportunidades. Lo habitual sigue siendo la compra de viviendas para su puesta en alquiler. «El porcentaje de inversores en 2017 supuso un 28,82% del total de compradores. Adquieren una vivienda para ponerla en alquiler y obtienen una rentabilidad bruta del 7% en España. La cifra aumenta hasta el 7,26% en el caso de Madrid y se sitúa en el 5,63% en Barcelona», recogen los análisis de Tecnocasa. Pero este camino exige dedicación, gestión y la búsqueda de inquilinos solventes.

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