La sinceridad es una condición indispensable para sentar correctamente las bases de una vida en común. En la mayoría de los casos, una relación de pareja que cae en los engaños está abocada al fracaso. Pero más allá de ocultar posibles escarceos amorosos, existen otros tipo de secretos capaces de dar al traste con un compromiso. Las cuestiones monetarias son el factor que desencadena la ruptura en más ocasiones de las que imaginamos. La infidelidad financiera se produce cuando no se es todo lo honesto que cabría esperar respecto a las finanzas con el otro. En este sentido, se sería infiel al ocultar de forma deliberada determinadas cuestiones de índole económico.

En general, se trata de gastos que, de ponerse en común, probablemente serían reprobados. De este modo, el infiel contraería deudas al margen de su pareja, lo que pondría en peligro la estabilidad financiera de ambos en caso de que este endeudamiento alcanzara cotas impagables. Así, podría llegar a darse el caso de tener que enfrentarse a un embargo de la casa o a un cese de negocio. Muchas veces tras la infidelidad financiera hay un problema de adicción al juego o de inversiones arriesgadas que no contarían con el beneplácito de la persona a la se está engañando.

La infidelidad financiera es ocultar deliberadamente información sobre cuestiones monetarias a la pareja

No obstante, esta infidelidad financiera también puede ser en el sentido contrario. En este sentido, el infiel llevaría una especie de doble vida financiera en la que oculta al otro fuentes de ingresos extras. Este dinero puede ser fruto de una herencia sobre la que no se ha dicho nada, provenir de un boleto premiado en algún juego de azar o ser el resultado de una inversión a corto plazo que ha salido bien. Estos fondos desconocidos por uno de los miembros de la relación son concebidos por aquel que los esconde como un seguro ante lo que pudiera pasar. Tras esta actitud hay una clara desmotivación por hacer que la unión sentimental perdure en el tiempo, ya que es como si se estuviera dando por sentado que llegara un momento en el que se terminará.

En última instancia, llevar una contabilidad paralela acaba por dañar seriamente la confianza mutua, además de colocar al que ignora lo que está pasando en una situación de completa indefensión cuando descubre la verdad, puesto que en casos extremos y acuciado por sus acreedores, el infiel ha podido ser capaz de pedir préstamos en nombre de su pareja ante los que deberá responder a pesar de no haber gastado ni un céntimo.

4 formas de evitar la infidelidad financiera

Abrir una cuenta conjunta

Tan importante es crear un terreno de juego común como mantener cierto grado de privacidad dentro de la planificación financiera. Muchas parejas deciden abrir una cuenta corriente e ingresar en ella cada mes la misma cantidad para hacer frente a los gastos comunes. Decidir a cuánto debe ascender ese montante es una tarea que debe discutirse sin rodeos. Cuando ambos gozan de un sueldo similar es más sencillo, pero si hay una clara descompensación, se puede aplicar una regla proporcional. Revisar cada semana los extractos de esta cuenta común para comprobar que no hay ningún movimiento sospechoso ayuda a evitar sorpresas. Cualquier gasto inesperado debe preguntarse y aclararse rápidamente con el fin de consolidar la confianza. Un cambio de contraseña en el acceso a la cuenta sin avisar podría ser una señal de que algo no va bien.

Poner en común todos los ingresos y gastos

Alcanzado cierto grado de confianza en la relación, es de esperar que afloren tanto lo que cada uno gana como lo que debe. El mejor aliado es la transparencia, dado que un presupuesto familiar no es una cuestión que deba pasarse por alto, por lo que hay que diseñarlo desde la responsabilidad. No es fácil abrirse y poner al descubierto cuestiones delicadas como errores pasados que tengan que ver con decisiones de inversión que salieron mal o deudas pendientes que todavía lastran el día a día, pero ser sinceros respecto a nuestro historial económico es la mejor forma de desembarazarse de un peso que nos provoca estrés financiero y que podría ser el motivo por el que estamos de mal humor y no damos el 100% en una relación. La comunicación es, por tanto, el refugio al que hay que recurrir para encontrar soluciones. Que el otro se muestre irritable cuando surge una conversación sobre el estado de las cuentas comunes o que posponga continuamente el abordar estas cuestiones, podrían ser indicadores de que no se quieren desvelar ciertas cosas.

Tomar decisiones de inversión juntos

Cada vez son más frecuentes los casos en los que uno de los miembros de la pareja decide invertir el dinero ahorrado en común por su cuenta y sale mal parado. Hablamos de personas que se dejan arrastrar por las abultadas rentabilidades de oportunidades a corto plazo, no siempre del todo fiables, que implican una gran exposición al riesgo. Cuando todo estalla, no solo no se han alcanzado los intereses esperados, sino que se pierde todo el capital, en muchos casos, los ahorros de toda una vida. En una relación estable, es fundamental que se sigan los mismos pasos que se seguirían en caso de invertir en solitario aplicando el sentido común. Hay que definir unos objetivos de inversión conjuntos y a largo plazo, informarse sobre los productos y alternativas que ofrece el mercado, diseñar una cartera equilibrada y ser paciente.

Pedir ayuda a un experto

El desgaste que produce la infidelidad financiera lleva a muchas parejas a un punto de no retorno. Sin embargo, no todo está perdido. Del mismo modo que se acude a terapia de pareja, es posible recurrir a expertos financieros que nos ayuden a salvar baches económicos como una significativa deuda de la tarjeta de crédito. La reunificación o consolidación de deudas es un método que consisten en unir todos los préstamos en uno solo para beneficiarse de unas condiciones de pago más favorables. Por otra parte, aprender a manejar bien un presupuesto para llegar a fin de mes más aliviado es uno de las mejores fórmulas para que el futuro de la pareja sea exitoso.