De las muchas tradiciones foráneas que hemos importado, las que esconden un matiz comercial son numerosas. Se trata de días señalados en el calendario en los que muchas empresas aprovechan para hacer ofertas atractivas con las que captar clientes. Una de estas prácticas es el Black Friday, que viene directamente de Estados Unidos. Su origen está en el viernes posterior al día de Acción de Gracias, que se celebra el cuarto jueves de noviembre. En las tiendas americanas, la temporada navideña comienza justo este día, llenándose de personas preparadas para comprar regalos con los que agasajar a sus familiares durante las fiestas.

Se dice que el origen de la expresión proviene de los atascos que se formaron en la ciudad de Filadelfia debido a la celebración de un partido de fútbol americano. La policía le puso el nombre de Black Friday, aunque hay otra teoría, y es que para que los negocios no acabaran el año en números rojos, trataban de echar el resto ese viernes para cerrar el ejercicio sin pérdidas. Sea como fuere, este día de compras se ha ido extendiendo, y lo que antes parecía limitado a la moda o la electrónica, ahora también sirve de reclamo para el sector inmobiliario, que realiza descuentos importantes para liberar inventario.

¿Qué estrategias aplica el sector inmobiliario durante el Black Friday?

El gran argumento de la mayoría de las empresas inmobiliarias cuando llega el Black Friday es el descuento directo. Esta rebaja puede expresarse en números redondos o en porcentaje. Cada año la lista de compañías dedicadas a la venta de vivienda que se apunta a esta celebración es más abultada. Al principio, fueron los servicers los que tomaron la delantera, y poco a poco han entrado también los ibuyers, agencias de intermediación y promotoras. Este tipo de negocios, especializados en la venta de propiedades en manos de las entidades financieras, suelen ofrecer descuentos que se mueven entre el 40% y el 60%. Aunque la mayor parte de su catálogo de activos está compuesto por residencial, también existen terrenos, garajes, etc.

En lo que respecta a estas viviendas, estas son tanto de obra nueva como de segunda mano. La vivienda nueva suele proceden de las últimas unidades de promociones pendientes de venta, o incluso que se quedaron sin terminar en la anterior crisis y ahora por fin están listas para entrar a vivir. En cuanto a la vivienda usada, por lo general son inmuebles embargados cuyo propietario no ha podido hacer frente al pago de la hipoteca, y por tanto, han sido ejecutadas. Por su parte, las promotoras, además de aplicar rebajas, algunas de ellas ofrecen cheques regalo para amueblar la casa o servicio de interiorismo gratis. No obstante, además de en régimen de propiedad, el Black Friday también llega al arrendamiento en forma de primera mensualidad gratuita para nuevos inquilinos o con ofertas en la compra de software de gestión de alquileres.

Pero más allá del descuento, existen otros alicientes que el sector ha asumido como parte de su estrategia de captación con motivo del Black Friday, como sorteos de electrodomésticos o asumir parte de los gastos de la reforma. Uno de los ganchos que más se repiten es asumir parte de los gastos adicionales que implica la operación de compraventa, desde la notaría hasta la tasación. Igualmente, los bancos suelen aprovechar la ocasión para premiar el uso de sus tarjetas de crédito, y en clave inmobiliaria, aplicar condiciones de financiación más ventajosas que pueden ir desde ampliar el porcentaje del valor de tasación que cubrirá el préstamo hasta eliminar ciertas comisiones.

¿Cómo aprovechar el Black Friday inmobiliario?

No dejarse llevar por la presión

El bombardeo comercial al que nos somete el Black Friday es difícil de esquivar, y bien pensado, puede ser la oportunidad que andábamos buscando para renovar el armario o hacernos con un nuevo smartphone. Sin embargo, comprar una casa son palabras mayores. No hay que olvidar que el compromiso de pago de una vivienda ocupa varias décadas, dado que es, generalmente, el desembolso más importante que haremos en nuestra vida. Por tanto, no es una decisión que haya que tomar a la ligera. Si bien es cierto que el Black Friday supone un ahorro, no es una excusa para lanzarse al mercado llevados por la prisa de estar frente a una oferta de duración limitada. Hay que evitar a toda costa dejarse llevar por impulsos y recordar que la clave para comprar está en nuestras finanzas, y que si nuestra capacidad de endeudamiento no se ajusta, lo más razonable es esperar.

Analizar la oferta con detalle

Cuando se apuesta por la propiedad, se tiene claro dónde se quiere vivir y cuáles son los imprescindibles que debe cumplir el inmueble en cuestión. Las viviendas que se ofertan cuando llega el Black Friday puede que no respondan a nuestros criterios de búsqueda, y esto es algo que no se debe forzar porque al final podemos arrepentirnos. Algunas de las casas de obra nueva están tan rebajadas porque están deslocalizadas y su entorno adolece de falta de infraestructuras tales como un centro de salud, colegios o transporte público. Asimismo, con la segunda mano hay que extremar precauciones y visitar la zona, dado que podría estar en un barrio conflictivo o en un edificio con viviendas ocupadas ilegalmente. Esto es válido tanto si queremos una residencia habitual como si la adquirimos con vistas a la inversión. Si nosotros no queremos vivir en ella, es muy probable que un inquilino tampoco quiera.

Buscar asesoramiento profesional

Ir de la mano de un profesional siempre es garantía de éxito. El mejor acompañamiento que podemos tener, y no solo en Black Friday, sino en cualquier momento, es una persona que entienda nuestras necesidades y tenga un control absoluto del mercado local. Un consultor con fuertes valores éticos y con formación y experiencia antepondrá nuestros intereses a la urgencia por cerrar la venta, dado que el prestigio de la firma a la que representa podría verse dañado en caso de que la gestión no esté a la altura de las expectativas. Es esencial que el proceso se encuadre dentro de unos estándares de calidad excelentes.