La producción de vivienda nueva por parte de los promotores tiene dos frentes abiertos: la falta de mano de obra cualificada y los altos costes de la energía y los materiales. Estos dos obstáculos se unen a a otros de sobra conocidos como la escasez de suelo finalista o los problemas para encontrar financiación para comprarlo y llevar a cabo la ejecución del proyecto. Al no encontrar lo que se busca en la segunda mano y darse cuenta de que los desarrollos de nueva planta quedan fuera de su presupuesto, la creciente demanda busca soluciones. Por otro lado, el confinamiento desató el interés por abandonar la urbe y vivir en contacto con la naturaleza. Este movimiento tuvo su gran apoyo en el teletrabajo, un factor que hizo que muchos miraran con nuevos ojos a la España vaciada. De este modo, muchos urbanitas confesos cambiaron de parecer y comenzaron a buscar casa en pequeñas poblaciones para alejarse del estrés y las prisas de la gran ciudad. Las casas prefabricadas fueron una de las respuestas válidas, tanto a esta emergente pulsión como a la falta de opciones en la promoción residencial.

Las casas prefabricadas son una de las alternativas que, poco a poco, se están poniendo de moda en España. En general, este tipo de construcciones representan un ahorro frente a la edificación tradicional, en ocasiones, de hasta el 40%, debido a su proceso es totalmente industrial, lo que también acorta los plazos de construcción. Igualmente, aunque las marcas venden modelos estándar low cost, también hay otras firmas más especializadas que, por una inversión en vivienda algo más abultada, permiten diseñar la casa desde cero y un alto grado de personalización, con el fin de que ajustar su espacio, distribución y acabados al gusto y las necesidades de su propietario. En el lado de las desventajas está la financiación, dado que todavía no cuentan con el suficiente recorrido hipotecario en las entidades, refugiándose en el crédito autopromotor, que requiere un elevado nivel de ahorro previo. Además, exigen la compra previa de una parcela que cumplan con los requisitos exigidos por la ley. En cuanto a los materiales, aunque suelen están muy bien aisladas, el mantenimiento que exige la madera, ingrediente estrella de esta clase de viviendas, es más frecuente que el ladrillo de un piso convencional.

Instalar una casa prefabricada en suelo rústico

La venta de parcelas tuvo un momento álgido en plena explosión del coronavirus. Algunos titulares de terrenos valoraron la opción de construir un refugio lejos del ruido, en un entorno rural. Sin embargo, es importa consultar la naturaleza del suelo antes de comprarlo o comenzar a construir. Hay que recordar que la legislación en España es bastante rígida al respecto a los suelos rústicos. De hecho, no es extraño que estos terrenos estén sujeto a algún tipo de protección medioambiental. El suelo rústico es suelo no urbanizable, lo que significa que su uso debe responder a una finalidad agrícola, pecuaria o forestal, nunca residencial. No obstante, lo que sí contempla la normativa es que, de existir una construcción en este tipo de suelo, se destine a la explotación del terreno, lo que corresponde a la casa de aperos de toda la vida. Algunos de estos habitáculos son previos a la entrada en vigor de la norma, por lo que están plenamente regulados. En cualquier caso, si se van a llevar a cabo tareas de rehabilitación, hay que informarse antes de hasta dónde se puede llegar.

Si en el terreno no existía nada previo, es importante recordar que existen limitaciones en lo que respecta a la superficie mínima del terreno y a la superficie máxima de la vivienda. Aunque hay excepciones, la normal general estima que no hay que sobrepasar los 20 metros cuadrados, lo que ha propiciado la instalación de contenedores de obra acondicionados como refugio de fin de semana. Asimismo, hay que tener presente que no es posible llevar hasta estas viviendas redes de agua o luz por medio de acometidas, por lo que deben abastecerse por medio de tanques y generadores autónomos. Muchas casas prefabricadas son autosuficientes para evitar el problema de los suministros. Por otro lado, este tipo de construcciones no pueden recurrir a la cimentación, lo que deja un resquicio para las casas móviles. Muchos propietarios recurren a las viviendas sobre ruedas para justificar que la construcción no es fija, pero algunos ayuntamientos podrían juzgar que, efectivamente, se trata de una vivienda habitual y proponer sanciones.

El futuro de las casas prefabricadas en España

Si la oferta de obra nueva continúa sin adecuarse a la creciente demanda y los precios de las viviendas siguen alejándose de los salarios, las casas prefabricadas engordarán su cuota de mercado. Es revelador comprobar que aquellas regiones donde la producción de vivienda nueva es más escasa coindicen con las que más han reforzado su apuesta por la casa prefabricada. Según Habitíssimo, Barcelona es la capital de provincia que más peticiones para la construcción de casas prefabricadas recibió en su portal en 2021, con el 13% del total. Por detrás de la Ciudad Condal se situaron las ciudades de Madrid (7%) y Valencia (6%). Además de ser una opción más asequible, está más en la línea de la sostenibilidad, una variable que los compradores cada vez valoran más. Es indudable que que su producción genera mucho menos residuos y menos huella de carbono que la construcción residencial tradicional.

Algunas firmas ya llevan tiempo lanzando al mercado propuestas de casas prefabricadas listas para emplazar allá donde se localice el terreno preparado para acogerlas. La decana en la materia es Amazon, que ya lleva muchos años comercializando este tipo de producto. Un ejemplo es el modelo Allwood Palma 3, con 16,35 m², una cabaña que a día de hoy está agotada y que pronto tendrá una actualización. El gigante asiático AliExpress también vende modelos inspirados en el estilo de vida americano, mientras que Ikea revolucionó el mercado con la casa sobre ruedas Vista Boho XL, que brindó la opción al cliente de tener casa por menos de 40.000 euros. Tampoco se queda atrás Leroy Merlin, con un catálogo muy amplio de habitáculos que no requieren instalación. El último en apuntarse a esta tendencia ha sido Carrefour, que ha incorporado a su catálogo casas prefabricadas muy funcionales que no llegan a los 20.000 euros.