La construcción se postuló como alternativa de empleo para los trabajadores que, debido a la pandemia, perdieron su empleo. De este modo, este sector serviría para acoger, sobre todo, a personal de turismo y hostelería, dos de los ámbitos en los que la pérdida de puestos de trabajo fue mayor debido a las restricciones. La construcción parecía estar llamado a ser el principal motor de la recuperación económica del país, teniendo en cuenta la llegada de los fondos europeos. Según las previsiones del Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (CEDEFOP), el crecimiento del empleo en el sector de la construcción español será del 1,9% entre 2022 y 2030. Sin embargo, está siendo difícil cumplir con este compromiso. Una de las actividad que más lo está notando es el desarrollo de promociones residenciales, donde desde hace tiempo falta mano de obra cualificada y es difícil contratar nuevos trabajadores.

Por un lado, parece que la construcción ha dejado de ser atractiva para los jóvenes. Según un informe de CaixaBank Dualiza y Orkestra-Instituto Vasco de Competitividad, los matriculados en ciclos de FP relacionados con la construcción han caído un 14% en los últimos 8 años. Durante el curso 2019-2020 apenas el 0,6% del total de estudiantes matriculados escogió Edificación y Obra Civil, ocupando el octavo puesto en la cola del total de 26 familias profesionales existentes. Por otro lado, a pesar de la fuerte necesidad de tener profesionalidades cualificados, las compañías del sector que participan de la Formación Profesional para el Empleo (FPE) bonificada han perdido cuota por la crisis sanitaria. Este tipo de formación es esencial si se quiere mantener actualizados a los trabajadores. Sin embargo, el porcentaje de empresas de la construcción que apuesta por ella cayó un -12,5% en 2021.

Los empleos más demandados dentro de la construcción son encargados de obra, capataces y albañiles, mientras que pintores y empapeladores, cristaleros, peones de la construcción de edificios son más fáciles de encontrar

La formación es la piedra angular sobre la que se sustenta el empleo del mañana. Dentro de la construcción la urgencia viene impuesta por una cuestión de relevo generacional. Ya no es que los jóvenes no vean en la construcción una oportunidad laboral, es que los que hay, abandonan. La patronal calcula que entre 2007 y el cuarto trimestre de 2021 las empresas constructoras han perdido casi 300.000 empleos de trabajadores menores de 25 años. El reemplazo de los trabajadores que toman parte del proceso constructivo no está asegurado, lo que aleja cada vez más la meta de equilibrar oferta y demanda, clave para que los precios de la vivienda se adecúen a los salarios de los compradores.

En cualquier caso, hay vacantes que son más difíciles de cubrir que otras. El I Informe sobre el Estado de la Mano de Obra elaborado por la Confederación Nacional de la Construcción (CNC) avisa de que el 65% de las constructoras considera “extremadamente difícil” contratar encargados de obra. Por detrás de ellos, los profesionales que más escasean son capataces, albañiles, encofradores y operarios de puesta en obra de hormigón. También se echan en falta carpinteros, instaladores de fachadas técnicas, montadores de prefabricados estructurales, especialistas en trabajos verticales u operadores de grúas, montacargas y de maquinaria similar de movimiento de materiales.

Frente a estos perfiles, hay otros para los que no resulta tan arduo hallar candidatos válidos. La CNC coloca en las primeras posiciones a pintores y empapeladores, cristaleros, peones de la construcción de edificios, peones de obras públicas y operadores de carretillas elevadoras. Aunque la ocupación dentro del sector aumentó en 30.300 personas en el primer trimestre del año, tal y como recoge la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), la demanda de los empleos contenidos en esta salida profesional es mucho mayor. De hechos se estima que el sector de la construcción necesitará alrededor de 700.000 nuevos trabajadores en los próximos años.

El nivel de productividad y eficiencia medio de las empresas constructoras en España se sitúa en 56,04 puntos sobre 100. Además, el 56% de estas compañías no ha podido recuperar su nivel de beneficios anterior a la pandemia

Contar con trabajadores escasamente especializados constituye una variable que eleva la siniestralidad en un sector en el que, ya de por sí, los accidentes laborales son más frecuentes que en otros. Por otra parte, la mano de obra poco cualificada redunda negativamente en los resultados empresariales. El Barómetro Adecco Outsourcing ha analizado una encuesta para determinar el nivel de productividad y eficiencia medio de la empresa en España. Para ello, ha analizado aspectos como la gestión de conocimiento, de las ausencias, la retribución o el clima laboral. Así, el índice medio en España logra 58,78 puntos sobre 100, situándose la construcción algo por debajo, en los 56,04 puntos. La organización del trabajo, básica para cumplir los plazos de ejecución y entrega en los desarrollos de nueva planta, sigue siendo una asignatura pendiente, pues apenas existen pautas sobre los tiempos objetivos de duración de todos los procesos que afecten a su cadena de valor, sino meras orientaciones que no resultan muy precisas.

Teniendo en cuenta este escenario, es fácil entender que la construcción sea uno de los sectores a los que más le está costando recuperar su nivel de beneficios anterior a la pandemia. El Informe Europeo de Pagos de Intrum revela que el 56% de las empresas dedicadas al sector de la construcción no han podido volver a los números precovid. La vuelta a la normalidad está resultando muy lenta para la actividad, una situación que se agrava por la escalada de la inflación y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, entre otros factores. En este sentido, el 86% de las compañías que operan en este sector están convencidas de que la incertidumbre está afectando a su negocio de forma evidente. La construcción es uno de los pilares de la economía española, y fomentar la renovación de sus plantillas por medio de competencias adaptadas de las exigencias tecnológicas y de sostenibilidad es todo un reto. En lo que respecta a la promoción, además de atraer talento joven y a mujeres, el desafío es el de contar con perfiles que manejen nuevas realidades a pie de obra residencial como, por ejemplo, los exoesqueltos o la construcción industrializada.