Una herencia puede servir para hacer incrementar el patrimonio, pero recibirla no siempre es motivo de alegría. Más allá del duelo hacia la persona que fallece, aparecer en un testamento a veces no lleva aparejada una mejoría en la situación económica del heredero, sino más bien todo lo contrario. El problema suelen ser los impuestos y otros gastos adicionales que hay que satisfacer para obtener la titularidad de los bienes. Los últimos datos arrojados por el Consejo General del Notariado indican, por un lado, que en 2021 se registró un récord histórico de aceptaciones, que crecieron un 22,2% frente a 2020 hasta alcanzar las 365.649. Sin embargo, por otro lado, la renuncia a las mismas también marcó un hito en la serie histórica, incrementándose un 25% interanual, hasta las 56.557 negativas. En ocasiones, el motivo de dar un paso atrás está en la propia naturaleza del legado, que no merece la pena porque el gasto supera el beneficio. Antes de precipitarse y desecharlo, hay que realizar un análisis pormenorizado de la herencia para ver si es posible alinearla con nuestros intereses, puesto que podría convertirse en un método para invertir en productos financieros, tanto tradicionales como alternativos, como el crowdfunding inmobiliario.

Ser heredero no es una condición que haya que considerar a la ligera y con prisas. Antes de tomar cualquier decisión, hay que mirar hacia adentro primero: ¿Qué tipo de inversor soy: conservador, moderado o agresivo? ¿Están estos activos en línea con mi aversión al riesgo o no? ¿Prefiero una estrategia a largo plazo o necesito liquidez ya? Con una planificación financiera clara en la mente, llegará el momento de mirar hacia fuera y ver qué tipo de activos componen la herencia. Se debe tener claro que el valor sentimental debe quedarse fuera de la ecuación, ya que mantener cualquier activo parado, ya sea una casa, un cartera de acciones o ahorros en metálico, al final no solo no ayuda a obtener rendimiento ninguno, sino que acaba incurriendo en gastos y comisiones, lo que va en contra de nuestros intereses.

Claves a la hora de decidir en qué invertir una herencia

Heredar una vivienda

En el caso de las casas, si hay varios herederos se establecerá un proindiviso, por lo que el proceso se puede dilatar si no se llega a un acuerdo sobre el futuro del inmueble, e incluso se obtendría menos de los esperado si al final termina en subasta. Si todos están en la misma línea o se es el único heredero, el primer paso será valorar su ubicación y estado de conservación. La zona determinará el potencial interés comprador, en caso de necesitar liquidez inmediata, o de alquiler, en caso de visualizarlo a largo plazo y de que la rentabilidad resulte atractiva. Por otro lado, si hay que hacer reformas de gran calado, hay que considerar si merece la pena la revalorización que se va a obtener. Tras este análisis, al que podría acompañar una tasación para tener una visión más concreta, se podría tomar la decisión de reformarlo para venderlo o alquilarlo.

Heredar dinero

Cuando se hereda dinero en metálico, todo dependerá de la cantidad. Quizá se pueda emplear como ahorro previo para cubrir la parte no financiada por la hipoteca, pero si no se desea invertir en vivienda, lo mejor es construir una cartera de inversión adecuada al perfil que nos define. Antes las dudas que suele presentarse a la inversores primerizos, el asesoramiento financiero es un recurso que adquiere gran relevancia si no se tienen los conocimientos y la experiencia, pues un experto dará recomendaciones sobre cómo optimizar del mejor modo la herencia recibida.

Heredar activos financieros

Si lo que se hereda es ya una cartera compuesta por activos financieros, el heredero tendrá que ver de cuáles se trata para ver si responden a su estrategia o no. Generalmente, el capital invertido de una persona fallecida por encima de los 60 años será casi en su totalidad renta fija, dado que a medida que el inversor se hace mayor, prefiere asegurar posiciones con bonos, fondos muy estables o con depósitos. Si la persona que recibe la herencia es más joven, su proyección en el tiempo admitirá inversiones algo más arriesgadas, así que es aconsejable abrirse a la renta variable con fondos mixtos o acciones bursátiles, pero también a otros destinos como el coleccionismo o el capital riesgo.

En este sentido, el crowdfunding inmobiliario se propone como una alternativa capaz de introducir diversificación y descorrelación en cualquier cartera, ya sea de nueva creación o ya existente. Refugiarse en los proyectos que ofrecen plataformas de financiación alternativa como CIVISLEND es una opción más. Por ejemplo, el heredero de una casa puede decidir dedicar una parte del dinero obtenido por la venta a este producto, o desviar parte de la renta obtenida por alquilarlo.

¿Cómo evolucionaron las herencias en España?

El antes y el después de las herencias viene marcado por la Covid-19. Con la pandemia, la mortalidad se disparó en España, lo que multiplicó las herencias, pero con cierto decalaje. En circunstancias normales, hay que tener en cuenta que, en caso de que exista testamento, el reparto suele ser más rápido, pero después se tendrían seis meses para liquidar ante Hacienda, e incluso tres décadas para aceptarla o rechazarla. Esto explicaría por qué las herencias no crecen al mismo ritmo de la mortalidad. En 2020, se sumó otro factor. La tasa de mortalidad ascendió al 10,38% en 2020, pero la actividad de las notarias quedó en suspenso debido a las limitaciones impuestas para evitar contagios. Esto hizo que en ese año se heredaran un 13% menos viviendas que el año anterior, de las 177.037 de 2019 a las 153.495 de 2020. El freno a la formalización de las herencias explica este fenómeno en un año en que habían fallecido 80.000 personas más, muchas de ellas, personas mayores con un inmueble en propiedad. En 2021, con la progresiva vuelta a la normalidad, la burocracia que rodea las herencias cogió ritmo, favoreciendo la firma de este tipo de operaciones. Si bien la tasa de mortalidad cayó al 9,49%, las herencias de viviendas se dispararon un 30% hasta las 198.939.