La relación que mantenemos con nuestras finanzas personales determina nuestra calidad de vida. Con una buena planificación financiera y esfuerzo se puede pasar de vivir con lo justo a cubrir nuestros gastos sin tener que trabajar. Este viaje debe comenzar con el ahorro y seguir con la inversión con el fin de alcanzar un objetivo que cada vez comparten más personas: la independencia financiera. Vivir gracias a lo que genera nuestro patrimonio depende de la capacidad de organización y de la constancia que tengamos para seguir una serie de pautas. Crear una cartera de inversión cuanto antes es uno de los secretos para dejar de trabajar, al menos, en aquello que no nos hace felices y nos impone un horario rígido, sino en aquello que nos motiva y nos permite brillar gracias a nuestro talento sin esfuerzo. Para lograr liberarse de la rutina de las 40 horas semanales (o más en algunos casos), hay que atravesar cinco niveles. Reconocer aquel en el que estás ahora mismo te dará una idea de cuánto te falta para llegar al final del camino y lo que debes hacer para conseguirlo.

Nivel 1: Supervivencia financiera

«Vivo al día»

Si te sientes representado con esta frase significa que a duras penas cubres tus gastos con tus ingresos, en otras palabras, eres un esclavo del trabajo. En este nivel también estarías si fueras de los que tiene que tirar de tarjeta de crédito o de anticipos de sueldo. Si mañana perdieras el empleo, estarías en una situación muy complicada, porque ni siquiera tendrías un fondo de emergencia con el que pagar tus deudas recurrentes. Como mucho, podrías utilizar el paro para sobrevivir, pero necesitarías buscar lo antes posible recursos económicos para no sufrir estrés financiero.

Solución -> Planificar

Lo primero que debes hacer es elaborar un presupuesto para descubrir cuáles son los gastos superfluos que impiden que ahorres y eliminarlos. En cuanto a gastos fijos como la vivienda, quizá es el momento de renegociar las condiciones de tu hipoteca o buscar un alquiler más barato. Tampoco es mala idea buscar un trabajo extra o pedir un aumento de sueldo para vivir algo más desahogado.

Nivel 2: Estabilidad financiera

«Tengo un colchón frente a imprevistos»

Este nivel es lo mínimo a lo que debes aspirar si lo que deseas es vivir con cierta tranquilidad y comodidad. Llegar hasta aquí es sinónimo de que, si bien sigues pagando tus facturas y préstamos con los rendimientos que obtienes a través del trabajo, cada mes eres capaz de apartar algo de dinero. Este capital constituye un fondo de emergencias de alrededor de seis meses de sueldo que te aporta seguridad.

Solución -> Ahorrar para invertir

No debes perder de vista tus gastos. Si te endeudas, debes hacerlo con mucha cautela porque sigues dependiendo de una única fuente de ingresos activos. Lo ideal es que, una vez que tengas un colchón financiero adecuado a tu situación personal y familiar, comiences a dar pasos para pasar de ahorrador a inversor. Define tu perfil de inversor, márcate objetivos y establece un horizonte temporal.

Nivel 3: Seguridad financiera

«Mis inversiones comienzan a dar sus frutos»

Si has logrado llegar a este nivel significa que ya has comenzado a obtener ingresos pasivos gracias a tu cartera de inversión. Es posible que tengas una casa en alquiler, algunas acciones que te aporten dividendos, rendimientos a través del crowdfunding inmobiliario, etc. No obstante, estos beneficios todavía no cubren los desembolsos que tienes que realizar cada mes, por lo que no puedes dejar de trabajar todavía: tienes que sacarle más partido a tus inversiones.

Solución -> Diversificar

Cuando se alcanza el nivel de seguridad financiera, es muy fácil caer en la zona de confort, pero si realmente se desea vivir sin trabajar, hay que ser más ambicioso. Es probable que haya llegado el momento de emplear esos recursos extra en invertir más y mejor, buscando la diversificación y pensando en el largo plazo. De este modo, podrás beneficiarte de las ventajas del interés compuesto. Quizá necesites la ayuda de un asesor profesional.

Nivel 4: Libertad financiera

«No me hace falta trabajar»

Aunque todavía se puede ir más allá, lo cierto es que si trabajar deja de ser una obligación y se convierte en una opción, pueden sentirte orgulloso. Los ingresos pasivos que recibes de tus inversiones cubren tus gastos y te permiten dedicar tu tiempo a lo que realmente te gusta. De hecho, hay personas que habiendo conseguido llegar a este nivel, no renuncian a seguir trabajando, pero siempre desarrollando una actividad que les hace sentir plenos.

Solución -> Emprender

Si el dinero deja de ser una preocupación, tienes motivos para estar satisfecho. Es posible que este grado de independencia no te permita grandes lujos, por lo que si aspiras a lo más alto, no desestimes ampliar tu cartera con activos algo más arriesgados para obtener una rentabilidad mayor. Dado que tienes un patrimonio asegurado, tendrás más margen para exponerte a posible pérdidas. Una buena alternativa es emprender ese negocio con el que siempre has soñado, que tenga relación con tus aficiones o con tu auténtica vocación.

Nivel 5: Abundancia financiera

«Vivo a todo tren»

La frugalidad se acabó porque ya estás en la cima. ¡Enhorabuena! Con esfuerzo y disciplina, por fin has dejado atrás todas tus preocupaciones financieras, así que ahora solo te queda disfrutar del momento y relajarte. Los ingresos pasivos no solo cubren tus gastos, sino que vives de forma más que holgada, dándote lujos y sin privarte de prácticamente nada.

Solución -> Disfrutar

Tu único afán ya en el nivel de la abundancia financiera será el de sacarle el máximo jugo a tu tiempo libre. Pero unas vacaciones de por vida no deben llevarte al derroche o al exceso de confianza. Vigilar tus inversiones seguirá siendo una tarea a la que deberás prestar atención frecuentemente para que el flujo de dinero no pare y no tengas que dar pasos hacia atrás. Por ejemplo, pon el foco en empresas emergentes y conviértete en un business angel. O comparte con los demás parte de tu éxito a través de acciones solidarias.