Dar el paso hacia la inversión no es sencillo. Los miedos juegan un papel importante, y en ocasiones, ejercen un poder casi paralizante. El dinero es un factor muy sensible, sobre todo, en lo tocante a los ahorros. Nos esforzamos mucho en nuestro día a día por ser fieles a un presupuesto que nos ayude a lograr cierta comodidad financiera, equilibrando ingresos y gastos todos los meses. Por eso cuesta tanto tomar la decisión de cómo vamos a optimizar esa cantidad que tanto nos ha costado reunir. El abanico de opciones con las que contamos para maximizar ese capital es más grande de lo que imaginamos, lo que eleva el grado de dificultad y origina cierta inseguridad. Además, en lo que respecta al crowdfunding inmobiliario, las dudas que rondan la cabeza de cualquier inversor primerizo pueden llegar a ser tan bloqueantes que algunos llegan a desestimar vehículos tan atractivos como las plataformas de financiación participativa a las primeras de cambio. ¿Cuáles son los enemigos contra los que hay que luchar para sacar al crowdfunding inmobiliario el máximo partido?

La actualidad

El sector inmobiliario es una actividad económica vibrante. El devenir de los indicadores principales que sirven para tomarle el pulso está sujeto a muchas variables, lo que genera que haya ciclos de diferente signo a lo largo del tiempo. Cuando la tendencia es ascendente y todo funciona bien, la confianza del consumidor se eleva, lo que hace que la sociedad vea en la vivienda un valor seguro, fuerte y con grandes posibilidades de revalorización. Sin embargo, cuando la evolución es la baja y existen elementos distorsionadores, la incertidumbre se apodera del inversor, que comienza a buscar alternativas al patrimonio inmobiliario. Lo hemos visto, por ejemplo, durante la crisis del 2008, cuando la reputación del sector vivió sus horas más bajas. Las predicciones que lanzan los analistas en los medios sobre cómo va a subir o bajar el precio de la vivienda o sobre si los tipos de interés de las hipotecas van a experimentar algún cambio influyen en la opinión pública. Es esencial mantener en todo momento un pensamiento crítico y saber filtrar la información que nos llega a través de los canales masivos.

La impaciencia

A la hora de buscar enemigos no hace falta irse muy lejos: hay que empezar por uno mismo. Nuestra mente está expuesta a una cantidad ingente de sesgos cognitivos que nos alejan de la realidad y provocan que juzguemos con objetividad. Vivimos en una sociedad que se mueve rápido, en la que los índices del mercado de valores un día están arriba y otros abajo, y esta velocidad empuja a caer en la especulación. Todos queremos ver resultados casi inmediatos, pero esta ambición a corto plazo no funciona con el crowdfunding inmobiliario porque hablamos de un método de inversión pasiva que se enmarca dentro de una estrategia a largo plazo. Participar como inversor en un proyecto de crowdequity o de crowdlending exige grandes dosis de paciencia. Debemos tener presentes los plazos que acompañan cada oportunidad publicada en el marketplace y abandonar toda precipitación, dado que este sentimiento lo único que nos va a ocasionar es estrés.

El desconocimiento

El crowdfunding es un sistema relativamente nuevo en comparación con otros métodos de inversión como los fondos o la bolsa. Lo alternativo siempre es motivo de desconfianza y no es hasta que comienza a extenderse entre la comunidad financiera cuando realmente es capaz de consolidarse. Cultivar el aprendizaje continuo es una aptitud que debe regir durante toda nuestra vida, y la cultura financiera no es una excepción. Para muchos, este campo del conocimiento provoca rechazo e, incluso, pereza, seguramente, porque no hemos recibido la educación adecuada. La economía doméstica es una asignatura pendiente en la educación primaria. Este vacío debe llenarse cuanto antes porque solo con un bagaje financiero sólido podremos enfrentarnos a las decisiones de inversión que nos saldrán al paso. Ser autodidacta es ahora más fácil que nunca gracias a Internet. Tenemos a nuestra disposición y de forma gratuita un sinfín de comunidades online, podcast y blogs que desgranan con un lenguaje accesible a todos los públicos los pros y los contras del crowdfunding inmobiliario.

La desorganización

Manejar nuestras finanzas personales con buen criterio es fundamental si queremos llevar nuestros ahorros al siguiente nivel y empezar a ganar dinero. En una correcta planificación financiera no faltan los cálculos de gastos fijos y variables, un endeudamiento de carácter sostenible y unos objetivos claros y realistas. Por otro lado, la necesidad de liquidez urgente estará cubierta por un fondo de emergencia creado con antelación, un elemento clave para evitar que queramos deshacer nuestras posiciones dentro de las plataformas de financiación participativa en las que hayamos decidido invertir parte de nuestros ahorros. En cualquier caso, siempre tendremos en mente que en el punto medio está la virtud. No vale de nada obsesionarse con el seguimiento de nuestra situación financiera hasta el punto de perder el sueño, pero tampoco es racional ni sano mantener una postura apática hacia nuestras cuentas, puesto que la indiferencia nos impide ser felices.

Las malas prácticas

En su todavía corta historia, el crowdfunding ha dado grandes alegrías al universo inversor, pero también grandes decepciones. Los ejemplos de mala praxis de ciertas empresas dedicadas al crowdfunding, ya sea en España o en el extranjero, han provocado que un buen número de inversores hayan dado un paso atrás. Aunque los casos de fraude o de impago no han sido numerosos y son claramente la excepción, han hecho el suficiente ruido como para que algunas personas hayan cerrado la puerta de forma definitiva a esta oportunidad. Desde CIVISLEND siempre aconsejamos un análisis pormenorizado de las plataformas, así como de los proyectos, que tienen que estudiarse de un modo individualizado, consultado la trayectoria del promotor y sin perder de vista los riesgos, pero siendo consciente, al mismo tiempo, de que detrás de la mayoría de estos instrumentos de inversión hay equipos muy formados con una larga experiencia dentro del sector inmobiliario, y que desarrollan su actividad según un estricto código ético.