Las vacaciones están a la vuelta de la esquina. Llega el momento de tomarse unos días de relax y desconectar de la rutina, pero… ¿Tus finanzas personales también descansan en verano? Aunque la optimización de tus ahorros no requiera una atención tan intensa en verano como durante el resto del año, tampoco se recomienda no dedicarles un mínimo de atención para asegurarnos de que en nuestra cartera todo está en orden. Gracias a la tecnología será posible vigilar de vez en cuando si los productos que la componen se están comportando adecuadamente o necesitan algunos ajustes. Actualmente, tenemos a nuestra disposición muchas herramientas que permiten comprobar online cómo trabaja nuestro dinero mientras nosotros sacamos el máximo partido a un merecido periodo de inactividad. Por otro lado, tenemos en nuestra mano la posibilidad de dejarlo todo organizado antes de nuestra partida para que, ante cualquier imprevisto, determinadas órdenes se ejecuten automáticamente. No desvincularse por completo de las últimas noticias o aprovechar para seguir desarrollando nuestras habilidades financieras son tareas que podemos compatibilizar con el asueto estival. Estos cinco consejos para tus inversiones durante el verano te ayudarán a conseguirlo.

  1. Programar aportaciones

Cualquier inversor a largo plazo es consciente de que los movimientos que se producen en cortos espacios de tiempo son parte esencial e inevitable. Si tenemos una cartera equilibrada, esta contendrá elementos de renta fija y variable. Hay un dicho muy extendido aplicado a los mercados bursátiles que reza Sell in may and go away, haciendo referencia a que hay que desinvertir porque en los meses veraniegos la tendencia es bajista, y retomar de nuevo la acción en septiembre. No obstante, no siempre se cumple la norma, y podrían surgir buenas oportunidades en época estival. Si tenemos un fondo, podemos dejar programadas las aportaciones para que se realicen sin necesidad de estar pendiente de ello. Lo mismo con las plataformas de financiación participativa. Hay muchas de ellas que, tras establecer unos parámetros en función de tu aversión al riesgo, se dedican a invertir tu dinero por ti, por lo que ganas sin darte cuenta.

  1. Establecer alarmas

Asumir pequeñas volatilidades no es excusa para estar al tanto de las mismas. No se trata de consultar el móvil todos los días que estés en el hotel, pero sí de informarte cuando algo no vaya todo lo bien que cabría esperar. Ya sea a través de la app del banco con el que operemos o mediante brókers online, roboadvisors, herramientas de de trading, etc., podemos establecer avisos y órdenes. De este modo, sabremos al instante si se ha producido alguna caída por encima de cierto límite y conviene vender determinadas acciones en bolsa, por ejemplo. Igualmente, dentro de las plataformas de crowdfunding inmobiliario, resulta útil conocer si en algún momento hay algún proyecto nuevo en el que invertir o si se ha producido algún retraso en el plan de pagos. Además del las apps, tenemos newsletters y redes sociales para estar atentos a las novedades que lancen las webs con las que operemos.

  1. Evitar los reembolsos

Es muy tentador emplear los intereses que ha generado el capital que tenemos invertido para pasar elevar el nivel de nuestras vacaciones. Ante esta situación, es útil recordar nuestros objetivos de inversión. Si esos rendimientos tiene como finalidad complementar nuestra pensión de jubilación, hay que dar un paso atrás y dejar que nuestras inversiones sigan su curso. No solo estaremos manteniendo las ventajas fiscales de algunos de estos productos, sino que evitaremos gastar un dinero que, si nos paramos a reflexionar, no necesitemos. Es importante planificar los gastos de las vacaciones con antelación, ahorrando por separado y sin tener en cuenta los beneficios que tienen un horizonte temporal más amplio. Tampoco sería aconsejable emplear el fondo de emergencia para irnos de viaje porque este remanente está pensado para imprevistos.

  1. Mantenerse informado

Más allá de vigilar de vez en cuando lo que tenemos invertido, hay que seguir manteniendo una visión global de la economía y de aquellos acontecimientos que la condicionan. No hay que perder de vista datos macroeconómicos como la inflación porque quizá sea el momento de movilizar más ahorro del que teníamos previsto antes de irnos de viaje con el fin de que este no pierda valor. En su última previsión en abril, el Banco de España anunció que el IPC rondaría el entorno del 10% hasta el verano, pero que luego empezará a disminuir hasta cerrar en el año en una media del 7,5%. Otros vaticinios más recientes, como el de Funcas, elevan este porcentaje al 7,9%, sobre todo, tiendo en cuenta el dato de mayo, del 8,7%. El precio de los carburantes y de la cesta de compra siguen fluctuando al alza en un contexto tensionado por el conflicto bélico en Ucrania. Es por ello que resulta interesante estar al corriente de las derivas geopolíticas y comerciales. Al mismo tiempo, podemos dedicarle cinco minutos al día a echarle un ojo a la prensa económica para saber cómo están respondiendo empresas o sectores en los que tenemos inversiones.

  1. Fomentar el autoaprendizaje

Las vacaciones no siempre son sinónimo de no hacer absolutamente nada. Muchos aprovechan estos días libres para dar rienda suelta a sus aficiones realizando algún curso o taller con el que sentirse realizado. No es mala idea cultivar nuestra cultura inversionista sentados en el borde de la piscina o en la arena de la playa, ya que podríamos descubrir nuevos mecanismos que nos acerquen a la independencia financiera. Internet es una gran fuente de información, por lo que nos resultará relativamente sencillo dar con formación gratuita sobre muy diversos temas, ya sea a través de webinars, canales de Youtube o blogs de reconocidos finfluencers o consultoras, así como por medio de foros de comunidades financieras consolidadas. Igualmente, existen estupendos podcasts para seguir sacando el máximo partido a nuestro dinero. Es importante que hagamos una selección inteligente de los expertos, leyendo opiniones previas. Cabe recordar que el verano es la época perfecta para que proliferen los fraudes y las estafas, dado que el estado de relajación sumado a las altas temperaturas quizá nos hagan tener la guardia baja.